Para mí, teatro es personaje, todo lo demás es “aparador”. No es la tremenda historia lo que hace a Shakespeare grande. Son sus personajes. No es la atmósfera que hace las tragedias griegas impresionantes, son sus personajes. Y lo mismo pasa con Ibsen, Chekov, Williams (la excepción podría ser Beckett y Pinter, tal vez).
Lo que caracteriza a un personaje es fascinante por que todos somos personajes en la manera como nos vemos y como vemos a los demás “personajes” es nuestra manera de conceptualizar quienes somos. Personaje, es lo que creamos cada vez que interactuamos con otros. En su libro “The Presentation of Self in Everyday Life” Erving Goffman, dice que aprendemos como actuar para ser las personas que somos. “Actuar” en la vida diaria, mas que comportamiento, es imitar, es construir un personaje. Cuando estoy interactuando con otras personas estoy conciente o inconscientemente imitando la conducta de otra persona que conozco. Y para ir más lejos, porque vivo en un mundo de medios de comunicación, experimento toda clase de gentes que no están en mi vida, sino que conozco de la TV o del cine.
Un doctor modela su comportamiento de otros doctores, un conductor de trailer se comporta como trailero por que le es mostrado que puede actuar de determinada manera. En realidad, si visitaras al doctor y se comportara como trailero, te preguntarías que clase de doctor es. Decimos a los demás quienes somos a través de nuestro comportamiento No solo moldeamos nuestro comportamiento de acuerdo al rol que jugamos en la sociedad, pasamos gran parte de nuestra vida afinando nuestro acto, especialmente en situaciones sociales dinámicas, como cuando intentamos seducir a alguien o haciendo negocios.
Ésta información acerca de cómo debo comportarme no es innata, viene de mi mundo exterior. Considero esto cuando construyo mi personaje en una obra. Por ejemplo, se me da el rol de soldado y no tengo “memoria sensorial” de ser soldado. Tengo la memoria de estar en peleas o de ser herido o asustado. Y por supuesto cuando actúo acceso a esos sentimientos. Pero también tengo la memoria de cómo se comportan los soldados por medio de media docena de películas de guerra que he visto, sin mencionar la TV. Así que, en realidad recurro a mi memoria de un actor actuando de soldado. Y eso es tan real como cualquier otra cosa en la vida en lo que a mi subconsciente concierne. El punto no es revivir la vida en el escenario sino, como Picasso dijo “Crear una mentira que diga la verdad” y la verdad es la que todo el mundo acuerda que es verdad.
Todos tenemos pequeños teatros en nuestras respectivas cabezas, el mundo entero está copiado en nuestra mentes, la manera en que nos imaginamos a nosotros mismos y a otras personas es el punto de partida para la manera en que actuamos en nuestra vida diaria. Hacemos representaciones de gente mentalmente y jugamos escenas imaginarias con estas personas imaginarias.
Desde estos ejercicios imaginarios, sentimos que podemos predecir como alguien (llámese nuestra madre o padre) se comportarán, y actuamos en consecuencia. Lo interesante es que la madre en mi cabeza tiene tanto que ver con la persona real, como lo tiene que ver la manera en que yo pienso de ella. Las personas son conceptuales.
El objetivo del artista de teatro es tomar a la madre “imaginaria” y ponerla en escena de tal manera que cuando otra gente venga a ver la obra vean una madre que reconocen. Si el público no reconoce lo que ve entonces la obra no sirve. El público ve cosas puestas en frente de ellos y comparan los mecanismos de comportamiento (la actuación, la conducta, la historia) al concepto que ellos tienen de ellos en oposición a la manera que “realmente” son. Lo cual es desconocido.
El teatro es poderoso por que actúa en exacta concordancia con la manera en que trabajan nuestras mentes (no en la manera en que trabaja la realidad). Citando a Samuel Jonson (vía Harold Bloom) en Shakespaeare: La invención del humano: “La imitación produce dolor o placer no porque sean mal interpretadas por realidades, sino porque traen la realidad a la mente”. La realidad del teatro es determinada por el público. El teatro es consenso. Y ese consenso es una función de personajes que hablan y actúan de la manera como los personajes hablan y actúan en nuestra mente colectiva. En otras palabras: Arquetipos. El éxito solo puede ser medido por el radio de lo que yo (el artista) ve, contra lo que la audiencia piensa que ve. Marcel Duchamp, un amante de la ciencia sugirió este radio. Dijo que mientras más cercano es el radio entre el uno y el otro, más grande será el artista. Sin embargo, nadie puede medir dicho radio.
La gente no recuerda lo que pasó en la vida, recuerdan lo que creen que pasó. La gente no ve cosas, ven lo que creen que ven. Y no conocen a la gente, conocen lo que ellos piensan que conocen. Para resumir éste pensamiento, de esto es de lo que se trata el arte. El arte efectivo agita la certeza de lo que tú sabes que es verdad. El arte mueve las cosas de afuera hacia adentro y viceversa.
Cuando pienso en que tipo de teatro me gustaría hacer, pienso en que tipo de teatro me gustaría ver. Y si no quieres ver lo que me gusta, no te molestes en venir al teatro.
Quiero que el teatro me despierte, no que me haga dormir. Mi teatro no trata de fantasía, no trata de seducción. Mi teatro no es una historia de película, no es una serie de TV en el escenario. Quiero que mi teatro sea un evento, que empuje los límites, que muerda la mano que le da de comer, que vuele cabezas. Se trata de mis miedos, mis ideas, mis puntos débiles, mi soledad.
La maquinaria de los medios es insensible y amoral. Puede controlar admisiones, records de taquilla, incrementos demográficos, pero es todo. Es poderosa y fría. Vivo bajo los cielos terroríficos de los medios de comunicación, esperando medir los flashes de luz y usarlos para mis propósitos.
El Ego siendo lo que es. Espero pasar por el sistema a salvo. Pero ¿Quién es el manipulador y quien es el manipulado? Mientras mas estoy seducido por esta manera de ver las cosas, más me convierto en un componente de la maquinaria.
Todo esto lleva a la frustración, que al mismo tiempo lleva a explosiones de expresión. Extrañamente éstas explosiones pueden entonces ser comercialmente exitosas y llevarte de regreso al mismo tenebroso universo. Ése es el camino que he tomado con mis unipersonales y la obra Talk Radio.
Algo en mi quiere ser “Amado por millones” lo que sea que eso signifique. Pero como los sabios aconsejan en el Libro Tibetano de los Muertos. Debo ignorar el espejismo y pasar a través de él. Me imagino una audiencia llena de amigos y luego trato de complacerlos.
1 comment:
Sabes k? Estoy en desacuerdo con kienes dicen k en el teatro el actor interpreta a otros, vive personajes k no son él mismo, escapa de la realidad interpretando otras realidades, es mentira cuando se dice k a un actor nunca puedes conocerlo porke está siempre actuando ¿recuerdas k en ocasiones te he dicho cosas de ti mismo k no tengo de donde sacar? como cuando te dije "yo sabía k eras súper puntual" y tu me dijiste "¿porké dices eso" y es k claro no habíamos vivido ninguna situación de puntualidad o falta de ella, si nos conocimos fuera del tiempo 12:60, y en otra ocasión te dije "yo sé k tu eres ordenado " y tu me dijiste "¿y como puedes saber eso?" y claro, si viviendo en carpa tampoco se puede saber "mucho" de eso, nunca supiste por qué lo decía, y en todas esas ocasiones mi respuesta fue la misma: "eres un hombre de teatro, y se te nota" bueno, eso es porke yo estoy convencida k si hay un lugar en donde se puede conocer verdaderamente a alguien (si es k eso es posible) es justamente en el teatro, ya k el actor en realidad no representa mundos ajenos, extrae de dentro de sí lo k tiene para convertirlo en personaje, es una buskeda interior y entonces ver a la persona tal cual es salta a la vista, pues nos pone ante los ojos lo k tiene dentro, y no necesariamente sobre el escenario, sino justamente los minutos previos a la función, donde el actor ya no es actor, es un animal de teatro, es un ser k en su piel ha puesto todo su mundo interior a la vista de todos, luego bajo las luces no se nota mucho y un espectador k jamás a estado sobre el escenario o detrás de él en un camarín, o en un ensayo, no tiene idea k lo k tiene frente a sus ojos no es un simple actor con un par de mascaras; máscaras son las k están justamente del otro lado, acá en la vida fuera del teatro, en lo cotidiano, esas sí son máscaras. El espectador ajeno a todo el mundo actoral, el espectador k puede haber visto mil obras pero nunca ha asistido a un ensayo o nunca ha sido parte de él, no sabe k lo en verdad tiene frente a sus ojos es un animal de otra especie, es un hombre reversible k nos está mostrando sus propias tripas. Sin duda el hombre es más k eso en la vida, pero ver a un actor minutos antes de la función o estar con el en un ensayo o un momento de creación en lo k llamamos “tirar ideas” puede acercar a un buen observador a la esencia de ese hombre mucho más k en un año de convivencia lejos del teatro, en el mundo donde si hay caretas, donde el verdadero ser salvaje se esconde tras las máscaras sociales.
Gisela.
Post a Comment